29 jun 2014

Los pequeños detalles.

He tardado en entender que los pequeños detalles de la vida, de todo, son las más grandes obras que pueden existir,  el regalo más maravilloso de la misma vida, y aún así permanecen ocultos a la vista de todos, se pierden entre el macro de la naturaleza, tal magnanimidad solo puede ser apreciada de lejos, desenvolviendo los grandes misterios y los grandes milagros como solo una cadena de pequeños hechos ineludibles que han dejado su papel al anonimato y sus agradecimientos al olvido.

Los pequeños detalles te invitan a descubrir el rompecabezas del que forman parte, invitándonos a encontrarles, y maravillarnos de la grandeza de la simplicidad, y la maravillosa naturaleza de lo que se escapa de la vista.
Y es que los milagros más grandes del planeta no son sino el simposio de los pequeños detalles, una junta donde la gala se viste de humildad y la grandeza de una sutil mezcla de mansedumbre y la añoranza de una enternecedora quietud.

Que son, sino los detalles de la vida, los secretos mejor guardados de la naturaleza, que no es solo el cielo tintándose de rojo por el romántico sol, que son las pequeñas partículas de agua las que nos regalan tal cuadro.
No eres tú corriendo por el campo, es el campo existiendo en armonía contigo, apacible e inamovible, el aire recorriendo tu cabello, tus pestañas coqueteando con el viento, tan gráciles como tus pasos sobre los verdes pastos.

No es lo que podamos ver, al contrario, lo que ignoramos detrás del gran telón, los actores inesperados que se pierden entre los detalles de una obra tan grande que su papel, aún siendo de gran importancia, se pierde en el panorama de lo inevitable.
Me enamoré de los pequeños detalles, que hacen que mi vida sea tan grande, el hecho de poder disfrutar de la lluvia o de una tarde acalorada, de ver las noches pasar por el cielo y tus recuerdos bajo mi almohada, de los silencios y palabras desordenadas.

Adán T.

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