Seguí a mi corazón, y me llevo a dónde tenía que ir,
no a donde quería, ni si quiera a donde pensaba,
me llevo a donde más lo necesitaba.
Y es que el me hablaba y nunca lo escuche,
nunca hice caso y me mude de mí,
cada día lo ignoré un poco más,
hasta que me dí cuenta que el tenía algo importante que decir.
Que las personas se visten de muchas cosas,
aveces de sueños, aveces de amores y otras de recuerdos,
durante mucho tiempo me vestí de miedo,
de piedra o de recuerdos, hasta hace poco me vestí de amor
y hoy me visto de yo, por que no hay nada mejor para mí
que vestirme de mí mismo.
Y es que el hombre más feliz es el que se conoce a sí mismo,
y mi corazón me ha enseñado algo útil,
que a donde quiera que vaya y donde quiera que me encuentre,
me seguirá mi pasado y yo seguiré al presente.
Adán T.
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